domingo, 26 de julio de 2009

Una Revolución que no fue tal.

El 25 de mayo tiene más valor simbólico que histórico. Valor simbólico de un hecho fundacional que todo pueblo necesita reconocer para afianzar su identidad. No fue el 25 de mayo un grito heroico de libertad como el de Tupac Amarú.
No hubo violencia, que es según el Diccionario de la Real Academia Española una de las características ineludibles que tiene el vocablo revolución, ni hubo cambios radicales. No fue tampoco una gran movilización popular como lo fue la reconquista de Buenos Aires durante las invasiones inglesas. No fue un gesto imperativo de la masa sublevada pero tampoco una decisión tomada exclusivamente por los doctores y la "gente decente" como lo cuenta la historia liberal mitrista.
No declaró la independencia pues se hizo en nombre de Fernando VII. Destituyó un virrey, pero ese hecho ya tenía antecedentes con la destitución de Sobremonte cuando se eligió a Liniers.
Caracterización de la Revolución
Para la historia oficial Mayo es una revolución antihispanica, porteña, separatista y probritánica. Tiene el objetivo primordial de vincularnos económicamente con Inglaterra. Fue realizada, como ya dijimos, por la gente decente del puerto. Para ellos las invasiones inglesas sembraron la idea de la libertad en los porteños y el proceso fue también parte de una maniobra geopolítica de Inglaterra y su diplomacia. Sostienen que la bandera principal fue el librecambio y el hombre que personifica la revolución es el liberal colonizado, autor de la "Representación de los Hacendados", Mariano Moreno.
Sin dudas, con matices y un poco más ajustada a la verdad ante diversos embates, esta es la versión que predomina culturalmente aun hoy. Fue pensada por el liberalismo argentino, con la finalidad de construir un hito fundacional a imagen y semejanza de Mitre, Sarmiento y cía. Es un relato histórico destinado a justificar, con el pasado, toda la política antinacional y entreguista que sobrevino a Caseros y Pavón. Toda política antinacional, desde Rivadavia hasta la dictadura de 1976, invoca este Mayo como antecedente de sus acciones.
Frente a esta versión interesada, se abrió paso otra explicación de los hechos de Mayo. Para una corriente del revisionismo histórico, Mayo fue una Revolución Democrática. Más que separatista y antihispanica, fue una lucha entre demócratas influidos por las ideales revolucionarios del siglo XVIII contra los absolutistas y burócratas monárquicos aferrados a los privilegios de la vieja España reaccionaria. Distingue con claridad dos tipos de liberalismos, uno de corte colonial y dependiente, conservador, europeizado, elitista y oligárquico y otro de corte revolucionario, democrático y nacional. En este último se inscribe el impulso inicial de Mayo. No fue pues una lucha entre criollos y españoles, fue una lucha entre demócratas y absolutistas, una disputa entre partidos políticos y no entre naciones.
Esta construcción histórica no fue tan homogénea ni inmediata como su antagonista. Aun hoy recibe aportes. Tal vez porque se cumplió la sentencia que a la historia la escriben los que ganan, se tuvo que esperar mucho tiempo y autores como para dar cuerpo a esta corriente que encuentra sus orígenes en Juan Bautista Alberdi y sus "Escritos Póstumos". Bajo esta perspectiva se puede comprender en su plenitud a un Mariano Moreno revolucionario y su "Plan de Operaciones" junto con la obra de la mayoría de los patriotas de Mayo.
Estas son las dos grandes corrientes que explican la Revolución de Mayo. Sin dudas hay otras, como también matices entre ellas. Pero creo que en líneas generales estas reflejan la disputa histórica sobre el tema en cuestión.
Por: Gonzalo García

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