sábado, 2 de enero de 2010

Las invasiones inglesas. Visiones.

El 8 de junio la expedición está frente a Montevideo y en la mañana del 25 las naves inglesas aparecen frente a Buenos Aires. El desembarco tarda unas horas y finalmente se concreta en la playa de Quilmes. En menos de cuarenta y ocho horas, las fuerzas inglesas ocuparon el fuerte. Al decir del historiador Busaniche "la ciudad prestó oficial acatamiento al monarca inglés", ya que Beresford, en su primera proclama, exigió al pueblo el juramento de fidelidad al rey Jorge III.
Apenas superadas las defensas, Sobremonte huyó hacia Córdoba pensando que allí podría organizar la resistencia y de paso salvar los caudales. Tardó tres días en llegar a la villa de Luján, y cuando los ingleses lo supieron no perdieron tiempo en resolver su persecución. Un capitán con treinta hombres salió el 3 de julio y volvió el 10, trayendo plata acuñada y en barras.
La reducción de impuestos tendería a ampliar el círculo de comerciantes que no desaprobaban la presencia inglesa. La implantación del libre comercio, como afirma Tulio Halperin Donghi, "era en verdad el núcleo de un nuevo pacto colonial". Pero estas medidas herían en el corazón de sus intereses a otros comerciantes y hacendados, ligados al sistema monopolista español. Los derechos de importación, que basta el momento eran del 34 % del valor de la mercadería, fueron reducidos a un 12,5 % para los productos ingleses y a un 17,5 % para los demás.
La fácil penetración desde Quilmes hasta el fuerte operó como un factor negativo para los ingleses, pues subestimaron la capacidad de respuesta y sobrevaloraron las fuerzas que eventualmente les permitirían prolongar la ocupación y asegurarla más tarde con la llegada de otros refuerzos. Una ciudad que no superaba los 40.000 habitantes, apenas preocupada por sostener materialmente su defensa y sin amenazas ciertas durante años, presentaba engañadoras apariencias de indefensión. Un capitán del ejército británico, Alexander Gillespie, que en 1818 escribió el relato de su experiencia americana, recordaría que cuando las tropas llegaron al centro de la ciudad, "... en los balcones de las casas estaba alineado el bello sexo, que daba la bienvenida con sonrisas y no parecía para nada disgustado con el cambio". Según el mismo testimonio, algunos criollos lo visitaban en su casa "para hacer el ofrecimiento voluntario de su obediencia al gobierno británico". Y añade que "los más de nuestros oficiales se alojaban en casas de familias particulares, que les otorgaban las más bondadosas atenciones que asentaron el cimiento de amistades recíprocas". En septiembre, apenas tres meses después del desembarco, en Inglaterra se tiene noticia y prueba palpable del éxito obtenido en el Río de la Plata cuando grandes carros que arrastran toneladas de pesos de plata son paseados por la ciudad de Londres y depositados en el Banco de Inglaterra.

Luna, Felix. "Historia integral de la Argentina".

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