jueves, 15 de abril de 2010

Carta informe que mandó a España el Virrey Cisneros.









Buenos Aires, 22 de junio de 1810
Señor:

V.M. sabe el peligroso estado en que hallé Buenos Aires y a todo este Virreinato cuando tomé las riendas del mismo (...) llamé sin demorar a todos los comandantes y mayores de los cuerpos militares de esta guarnición.
Congregados que fueron, les hice presente el peligroso estado del pueblo y el desarreglo de sus intempestivas pretensiones: les recordé las reiteradas protestas y juramentos con que me habían ofrecido defender la autoridad y sostener el orden público; y los exhorté a poner en ejercicio su fidelidad en servicio de V. Majestad y de la patria.
Pero tomando la voz de don Cornelio Saavedra, comandante del cuerpo urbano de Patricios que habló por todos, frustró mis esperanzas, se explicó con tibieza: me manifestó su inclinación a la novedad; y me hizo conocer perfectamente que si no eran los comandantes los autores de semejante división y agitaciones, estaban por los menos de conformidad y acuerdo con los facciosos (...)
El día siguiente, 21 de mayo (...), [el Cabildo] procedió a la junta general convocando por esquelas a quinientos vecinos; de los cuales asistieron solamente 200 por las causas que abajo expresaré. El 22 fue el día designado para la celebración de la Junta y el día en que desplegó la malicia todo género de intrigas, previsión y maquinaciones para llevar a cabo tan depravados designios.
Había yo acordado que se apostara para este acto una compañía en cada bocacalle de las de la Plaza a fin de que no permitiesen entrar en ella ni abrir a las Casas Capitulares persona alguna que no fuese de las citadas; pero la tropa de los oficiales eran del partido; (...) negaban el paso a la plaza a los vecinos honrados y lo franqueaban a los de la confabulaciónn (...) veo indispensable la necesidad en que se halla Vuestra Majestad de remitir sin pérdida de momento por lo menos dos mil hombres de tropa con buenos y probados oficiales que impongan el respeto y restablezcan la subordinación; pues con esta providencia y con el desengaño de la Corte de Londres, con cuya protección han contado estos miserables e inexpertos faccionarios; se remediarán todos los males y quedarán asegurados estos dominios de Vuestra Majestad, que de otra suerte peligran y están próximamente expuestos, o a ser presa de la ambición; a ser víctima de su misma disolución (...)."

En: Pueyrredon, Carlos Alberto. 1810 La Revolucion de Mayo (Segun amplia documentacion de la época). Buenos Aires; Ediciones Peuser; 1953. Primera edicion.

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