sábado, 6 de junio de 2009

¿Revolución de Mayo

Si los sucesos de Mayo no representaron un giro a la independencia, ni menos aún la victoria de un grupo social sobre otro, ¿dónde está lo revolucionario de la Revolución de Mayo?
Los debates mantenidos entre los miembros de la Primera Junta mostraron un sostenido esfuerzo retórico para justificar el rechazo al Consejo de Regencia y las condiciones de la convocatoria a Cortes. Al calor de estas discusiones triunfó una idea de nación diferente de la que proponían las Cortes: si para éstas las colonias estaban sujetas al Imperio y por lo tanto debían prestarle obediencia, la Primera Junta definió su pertenencia a la monarquía hispánica en términos contractuales. Para algunos miembros de la Junta, como Mariano Moreno, las colonias americanas jamás habían suscripto contrato alguno con la corona española, sino que su pertenencia al Imperio no se debía más que a un acto de conquista. De acuerdo con esta interpretación que logró imponerse en la Primera Junta, era justa y necesaria una revisión de los vínculos con la monarquía hispánica. Fue así que buscando mantener su lugar de ciudad cabecera del virreinato, Buenos Aires convocó a los cabildos del interior a enviar sus delegados para resolver el problema. Sin embargo, la Junta Grande que resultó de esa convocatoria era tan sólo una sumatoria de "pueblos". En ningún sentido había allí una nación siquiera en germen.
Pero los sucesos de Mayo sí tuvieron un carácter revolucionario. Obligados a construir una legitimidad alternativa a la impulsada por las Cortes, los debates abiertos en Mayo representaron la instalación de un nuevo lenguaje político, basado en una idea contractual de la nación y en la representación política como fuente de legitimidad. En este sentido, Mayo fue revolucionario no sólo porque representó un acto de asunción de soberanía frente a la nación española unitaria impulsada por las Cortes de Cádiz, sino porque también implicó enfrentar el problema de definir cuál era el sujeto al que retornaba la soberanía cuando no había rey. Sin embargo, no hubo un total acuerdo sobre el punto. Mientras que para Buenos Aires la soberanía popular era sólo una porque el pueblo era sólo uno, para las ciudades del interior la soberanía descansaba en cada uno de los pueblos, por lo que algunas ciudades del virreinato rechazaron la convocatoria porteña y formaron sus propias juntas. Por todo esto, Mayo no representó el nacimiento de la nación argentina, sino el inicio de una muy agitada aventura política que se extendió por gran parte del siglo XIX.
por Lisandro Gallucci (Periódico "Río Negro")

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