lunes, 11 de abril de 2011

Carta de don Manuel Felipe de Molina, al doctor A. Alvarez de Jonte,

Señor Doctor Don Antonio Alvarez de Jonte.
Buenos Aires 16, de Abril de 1811.
Muy Señor mio y amigo de mi justa estimacion: contesto á la apreciable de 23, de Marzo. No extraño que Vieytes escribiese á Usted que debia seguir su correspondencia, sin embargo de estár yó encargado de élla; ni debe Usted extrañar que los Papeles de la Junta hayan sido refrendados yá por él, yá por Perez, yá por qualquiera otro, saviendo que el systema de ese Caballero, y sus aliados era derramar la confusion, y el desorden en todo, para que en nada nos entendiesemos. Ahora colegirá Usted el espiritu que los conducía, luego que por la Gazeta del 13, y lo que diré mas abajo, se imponga Usted del termino que han tenido sus traidoras maquinaciones.
Esperamos en breve el arribo de la 1º Division de los reclutas, que nos manda Usted, confiando en su infatigable actividad vendrán asimismo los demas que se promete.
Bien nos hacemos cargo del inmenso trabajo que costará á Usted arrancarlos de su Pais, y que solo al auxilio de las ingeniosas medidas de que se vale, podrá triunfar en tan costosa empresa.
Descuide Usted en orden á la prevenvion que me hace para que los que haya
nombrado de Sargentos, y Cabos, continuen en sus Plazas: y para que sean mirados con distincion los Indios netos, hijos de... [ilegible], ó Casiques de Arauco.
Los articulos del Precitado, cuya copia me acompaña, y me dice piensa celebrar con ese Govierno antes de la apertura del Congreso general que yá se aproxima; me parecen concevidos con toda la prevision, politica, y juicio, que pueden
desearse. No he tenido lugar de manifestarlo en Junta plena, como lo haré avisando su resolucion, y agrado (de que salgo desde aóra garante) por que las ocurrencias, que hemos tenido, han ocupado todos nuestros momentos.
Solo la Carta de Usted y copia de las que me incluyó leí á algunos de los Vocales, que me ayudaron á reir las ridiculas sandeces, que hacen los tres puntos de la
Consulta de esa Municipalidad. ¡Qué dolor! Es posible que estemos tan vergonsozamente atrasados los Americanos? No debe admirarnos.
La politica de nuestros Tiranos ha sido sobre éste objeto muy vigilante: acabamos de salir de la Esclavitud, en que solo se nos enseñaba á obedecer, y temer; yá abriremos los ojos; conoceremos nuestros Derechos, aprenderemos á defenderlos,
y la ilustración, y luces de un mejor día harán desaparecer las tinieblas de la vergonzosa ignorancia, en que se nos ha tenido sepultados.
Hemos celebrado mucho las noticias de Lima. El deseo de la libertad es natural, y por más aletargados que estén los Limeños la idea de que empiezan á disfrutar de su dulzura y ventajas sus hermanos es casi imposible déxe de excitar algunas sensaciones en su espiritu, capaces de darles algun movimiento. Todo está en que salgan del estado de inercia: una véz movidos sus pásos han de crecer; y de aquello yá parece dán alguna muestra.
Vamos á los asuntos de nuestra Capital. Usted se asombrará, mi amigo, que haya habido hombres tan ingratos á las beneficencias de la Patria, que olvidamos de todo el bien que recibian de élla, abusando de su confianza, de su amor, y del Poder que depositó en parte en éllos, encargandoles su cuidado, la defensa de sus Derechos, y la obra de su felicidad; fuesen Capaces de dár lugar en sus corazones al negro proyecto de avasallarla, y cubrirla de ignominia levantando en élla el Pendon de la
Impiedad, y de la licencia. Horroriza el pensarlo; cuesta mucho trabajo el creerlo; y es menester estár muy convencido de todo el exceso de que es capaz la fiera, barbara, inhumana, ciega, e impetuosa pasion de la ambicion para dár asenso á las promesas, medidas, y arbitrios, con que se dice trataban de alentar los Planes
de su conjuracion. Pero yó no savré ponderar á Usted quan lisongera, y dulce nos ha sido la satisfaccion, que ha inundado nuestros pechos de placer y consuelo, al vér en el desvarato, que ha sufrido esta iniqua faccion, las pruebas mas brillantes
yá de la especialisima proteccion que nos dispensa el Cielo, haciendonos entender que son de su aprobacion los pásos que damos á nuestra justa libertad, yá del zelo, de la energia, justicia é ilustracion de este Pueblo incomparable, que al páso que llegó á penetrar los designios criminales de los facciosos, supo contenerlos,
destruir á estos, y restituir á los Ciudadanos honrados, providos, y justificados el uso libre de la autoridad para el govierno y bien general, y yá finalmente de la valentia, entusiasmo, juicio, y talento de los Gefes de nuestras Tropas que se
han provado en esta ocasion, como en todas, con el pulso, y el dicernimiento mas laudables. Tenemos la mayor felicidad en tener unos Gefes semejantes. Yó no me cansaré de alabarlos aunque jamás seré Capaz de hacerlo dignamente. Usted créa
que éllos aseguran el exito de nuestra empresa, y que solo éllos pueden hacernos superiores á los contrarios que nos oponen por momentos las pasiones desenfrenadas. Conosca Usted al Señor Don Martin Rodriguez, Coronel del Regimiento de Usares, al Señor Don Juan Bautista Bustos, coronel del de el Nº 3º nombrado antes de Arribeños, á su Teniente coronel Don Francisco Luna, al Sargento mayor del Regimiento de Patricios Don Francisco Pico, y al Sargento Mayor de Granaderos de la Patria Don Francisco Fernandez de la Cruz, con los dos hermanos Don Juan Ramon
Balcarcel Teniente coronel de Usares, y don Marcos Balcarcel, Sargento mayor de la Plaza: estos son los que mas se han distinguido, y los mas dignos de nuestra gratitud, y reconocimiento. Ellos han Libertado á la Patria del mas lamentable naufragio, que iba sin remedio á experimentar.
No tengo tiempo de saver si se remiten á Usted por este correo los impresos; y por que puede haber algun descuido incluyo á Vuestra merced el del dia. Tambien le acompaño una lista de todos los vocales y diputados que en el dia componen esta Junta para que sepa de ellos con puntualidad.
Quéda de Usted con el mayor afecto su atento y obsequioso Servidor y amigo. Que Besa Su Mano.
Doctor Manuel Felipe de Molina.


Nota:
Ubicación del documento: Archivo Histórico de la Cancillería Argentina

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