viernes, 3 de febrero de 2012

Toro y Zambrano, Napoleón y Chile

Hijo de Carlos Toro y Zambrano Escobar y de Gerónima Ureta y Prado, nace en Santiago el 20 de septiembre de 1727. Huérfano desde muy joven desarrolla una exitosa carrera en el ejército, la administración y los negocios, llegando a ostentar una de las fortunas más importantes del Chile de ese período. A la edad de 22 años es nombrado capitán del Regimiento Real de Caballería. En 1750, designado paralelamente gobernador de Chiloé y de La Serena, opta por este último puesto. En 1761 es electo alcalde ordinario de Santiago y en 1763, corregidor. El año 1772 se desempeña como superintendente de la Casa de Moneda. Participa entre 1776 y 1778 en las expediciones a La Araucanía, alcanzando los grados de coronel , en 1778 y general en 1799. Como reconocimiento a sus méritos el rey de España le otorga los títulos de Vizconde de la Descubierta (1769) y Conde de la Conquista (1771).

En 1808 asume como Gobernador de Chile Francisco Antonio García Carrasco quien rápidamente se gana la hostilidad de los criollos. Es acusado de haber mandado a apresar al buque inglés "Scorpion" y de asesinar a su capitán , para quedarse con el botín. Se le responsabiliza del arresto de José Antonio de Rojas, Juan Antonio Ovalle y Bernardo de Vera y Pintado, acusados de conspiración y posteriormente enviados al Perú. Los organismos más significativos de la administración y la sociedad colonial protestan por la medida, solicitando que los tres criollos sean juzgados en Chile. García Carrasco cede, pero cuando se conoce en el país la noticia de la instalación de la junta de gobierno de Buenos Aires, el Gobernador ordena que los presos sean embarcados a Lima. Ello determinará en definitiva que su renuncia se materialice el 16 de julio de 1810. En su reemplazo asume, en forma interina, Mateo de Toro y Zambrano.

Contaba en ese momento, el conde de la conquista, con 83 años de edad. Débil de carácter, inexperto en asuntos públicos y aquejado de una arteriosclerosis que lo hacía olvidar acuerdos -muy distinto de quien, en sus mejores años, se había distinguido por su buen juicio, temple y resolución-, era el hombre que los diferentes grupos que componían la aristocracia colonial, criollos y realistas, esperaban manejar a su antojo. Los primeros deseaban la rápida instalación de una junta . De entre ellos, unos sostenían la idea de una independencia definitiva, al estar España en manos de Napoleón, y otros abogaban por la instalación de un régimen republicano. Los realistas esperaban pacientemente la designación de un nuevo Gobernador titular. Toro y Zambrano trata de satisfacer a unos y otros. Finalmente entre el asesor Gregorio Argomedo, el alcalde Agustín de Eyzaguirre, el procurador José Miguel Infante, y los regidores Fernando Errázuriz y Francisco Antonio Pérez logran convencerlo de que cite a un cabildo abierto para que el pueblo se pronuncie sobre la mejor manera de preservar los derechos del soberano, Fernando VII.

La iniciativa cuenta con detractores, incluso en el propio hogar del Gobernador. Su mujer, española de nacimiento, y su hijo mayor son fervientes realistas. Pero por otra parte sus otros hijos apoyan la causa patriótica. Esta situación grafica perfectamente las pugnas existentes al interior de las principales familias santiaguinas. La junta de gobierno se forma el 18 de septiembre y es presidida por Toro y Zambrano. En verdad, es el abogado de Concepción, Juan Martínez de Rozas, tercer vocal, quien toma las principales decisiones. Mateo, muere el 26 de febrero de 1811.

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