jueves, 27 de diciembre de 2012

La Batalla del Cerrito

La llegada al poder del Segundo Triunvirato, permitió reiniciar el sitio de Montevideo hacia octubre de 1812, con fuerzas al mando de José Rondeau. Sobre el río Uruguay había una segunda fuerza, al mando de Domingo French, además de las milicias de Artigas, que no se habían sumado aún al sitio por desavenencias con el jefe político Manuel de Sarratea. De todas formas, el ejército sitiador logró expulsar a los realistas de Colonia del Sacramento y sitiar por completo Montevideo.
 Las fuerzas realistas eran numéricamente superiores a las sitiadoras pero su fidelidad a la causa que defendían era dudosa. Como jugaba la falta de refuerzos, municiones y armamento de los sitiadores, el general Gaspar de Vigodet decidió enfrentar a sus enemigos pero justo la noche antes de hacerlo, Rondeau recibió un importante refuerzo y vituallas. La mañana del 31 de diciembre, Gaspar de Vigodet y el brigadier Vicente Muesas atacaron con unos 2.300 hombres y 8 cañones las posiciones de Rondeau, que sólo contaba con 1.000 soldados y 2 cañones. Éste atrincheró a su infantería en una loma alta lamada el Cerrito (cercana al Cerro de Montevideo). Allí lo atacó Muesas, desplazando al regimiento N° 6, al mando del teniente coronel Miguel Estanislao Soler, expulsándolos barranca abajo. Luego atacó al otro cuerpo de infantería, el regimiento N° 4, al mando de Ventura Vázquez, que logró sostener su posición por unos minutos. Soler reunió a sus soldados,negros libertos, y contraatacó cuesta arriba sorprendiendo a los españoles, en ese momento que fue muerto de un tiro el brigadier Muesas. Al atacar el Cerrito, los realistas habían dejado abajo los cañones, que casi no participaron en la lucha y finalmente fueron expulsados del Cerrito y atacados por la caballería patriota, al mando de Rafael Hortiguera. Ello completó la victoria patriota y la dispersión del enemigo.
Los patriotas perdieron 90 muertos y 40 prisioneros, además de un cañón. Los realistas tuvieron 100 muertos, 146 heridos y 30 prisioneros. Pero, sobre todo, ya no intentaron ninguna otra salida de sus murallas. Ni siquiera cuando, un año más tarde, Artigas abandonara el sitio por un serio desacuerdo con la política de Buenos Aires, dejando buena parte del sitio indefenso. La victoria del Cerrito fue definitoria sobre el desarrollo futuro de las operaciones en tierra. Sin embargo, la ciudad se mantenía firme en la defensa, abastecida por el río de la Plata con alimentos y refuerzos. La solución a este sitio sólo se logró durante el año 1814, con las victorias navales de Guillermo Brown, que obligó a Vigodet a rendirse ante un ejército apenas algo más grande que el que había tenido Rondeau. Rondeau fue ascendido al grado de general, y ejercería el comando del Ejército del Norte, y por dos veces el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Soler fue ascendido a coronel y llegaría más tarde a general. Vázquez fue ascendido a coronel, y el comandante Hortiguera a teniente coronel, llegando más tarde a coronel.
En Buenos Aires, la calle Cerrito recuerda el episodio.

Nota elaborada en base a Wikipedia

domingo, 16 de septiembre de 2012

El humor de M. Belgrano


El 3 de Septiembre de 1812,  el Ejército patriota se halla sobre el río de Las Piedras, cuando los Decididos son atacados por la vanguardia realista, produciéndose una escaramuza. El cuerpo patriota se reúne con el grueso y Belgrano, que espera una oportunidad favorable, despliega al ejército en la margen del río haciendo abrir el fuego de la artillería para despejar el frente. Los patriotas persiguen a los españoles, tomando 15 6 20 prisioneros y matando otros tantos.
Una partida de paisanos al mando del capitán Esteban Figueroa logra apresar al jefe enemigo, coronel Huici, al Portaestandarte Negreiros y a un capellán. Son las cuatro de la tarde y la victoriosa partida inicia una marcha forzada con sus pioneros, huyendo del resto de los adversarios. “El enemigo (... ) no volvió a incomodar nuestra retaguardia”, cuenta el general Paz en sus Memorias. A las doce de la noche están ya en Tucumán, donde se encuentra el grueso del ejército.
Al tener conocimiento de la captura de Huici, Tristán remite un oficio a Belgrano advirtiéndole que el prisionero debe ser tratado con humanidad, bajo amenaza de tomar represalias con los que él tiene en su poder. Acompaña a la nota cincuenta onzas de oro y concluye el oficio datándolo en "Campamento del EJERCITO GRANDE, Septiembre 15 de 1812". Belgrano devuelve el dinero para que sea distribuido entre los prisioneros patriotas en poder de Tristán y concluye su respuesta con un rasgo de humor que no oculta la ironía: “Cuartel general del EJERCITO CHICO, 17 de Septiembre de 1812”.

Fuente: www.elintransigente.com

martes, 17 de julio de 2012

Éxodo jujeño

Belgrano sabía que la mayor parte del pueblo jujeño era partidario de la Revolución (no ocurría lo mismo en Salta, donde la elite estaba bastante dividida). También sabía de la existencia de sectores entre la elite local que le eran fieles al Virrey de Lima y podían servir para abastecer a las tropas virreinales. En ese contexto y a través del "Bando del 29 de julio", ordenó el retiro y emigración de toda la población y amenazó a quienes quisieran traicionar sus órdenes:

“Pueblos de la Provincia de Salta: Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son  llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.
Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tomeprovidencias que os sean dolorosas, declarandóos además si no lo hicieseis traidores a la patria.
Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos.
Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan.
Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo lo deposición de dos testigos. Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.
No espero que haya uno solo que me dé lugar par aponer en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.
Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812”.

domingo, 19 de febrero de 2012

Sitio de Cuautla de Amilpas, 19 de febrero de 1812

Fue el cura Miguel Hidalgo y Costilla, quien comisionó al sacerdote de Carácuro, José María Morelos y Pavón, como comandante insurgente en el sur del país, el 20 de octubre de 1810. Cuando el 19 de febrero de 1812, el ejército realista de Félix María Calleja Rey atacó la ciudad de Cuautla con la pretensión de tomarla por asalto, el ejército insurgente que allí resistía, estaba conducido por Morelos. EL General Morelos había llegado a Cuautla en diciembre de 1811 y dejó al Gral. Leonardo Bravo para fortificar al pueblo, mientras partía hacia Tenancingo, en donde enfrentó al realista Porlier, lo derrotó y le tomo todo su armamento y alimentos. Regreso a Cuautla el 7 de febrero de 1812 y dispuso continuar las fortificaciones pues había llegado a México Calleja, a quien el Virrey Venegas le ordenara acabar con Morelos.
Morelos dividió a Cuautla en sectores: San Diego con Hermenegildo Galeana; Santo Domingo con el Gral. L. Bravo; y Buenavista con Mariano Matamoros. Calleja llegó por el noreste a Pazulco el 17 de febrero de 1812 y el 18 resolvió asaltar el pueblo al día siguiente. Dividió su ejército en cuatro columnas para asaltar Cuautla por cuatro lugares diferentes:
Primera. El granadero con Pedro Segarra asaltó la trinchera norte en donde sería muerto por Hermenegildo Galeana.
Segunda. Juan N. Oviedo de San Luis trató instalar una batería de cañones, pero él y sus acompañantes fueron mortalmente heridos por las defensas de las azoteas del convento de San Diego.
Tercera. El provincial de Guanajuato con su jefe Conde Diego de Rul esperaba asaltar la trinchera de El Encanto, pero aquí se destacó la participación de un niño de 12 años llamado Narciso Mendoza, quien hizo estallar un cañón que arrasó buena parte del batallón e hirió mortalmente a Rul. El jóven fue por ello nombrado “El Niño Artillero” (ya adulto llegó a ser teniente coronel).
Cuarta. El Conde de Alcaraz, desde El Calvaio, orado a cañonazos la pared oeste de la huerta del convento de San Diego el 30 de marzo. Galeana comisionó a Aguayo y al comandante Carranza para atacar El Calvario y por el sorpresivo ataque, lograron ocupar la fortificación, en donde murió el capitán Gil Riaño y fue herido gravemente el Ex-sargento Garrido, El mismo Alcaraz muere en la acción. Nuevas fuerzas desalojaron posteriormente a los insurgentes.
Calleja, al frente del primer arco del acueducto de Buenavista el 25 de marzo, sufrió viendo pasar a sus soldados cargando muertos y heridos por la defensa comandada por Matamoros, y saber las grandes bajas sufridas por sus cuatro columnas. Él mismo estuvo en peligro de morir por una bala de sus mismos cañones. Ordeno regresar a su campamento en Cuautlixco.
 Las acciones
 El ataque se había iniciado a las 7 AM y tras 6 horas de lucha, los insurgentes les habían infligidos 19 muertos y un centenar de heridos, mientras los realistas asesinaron a 37 hombres, mujeres y niños aún de pecho, a bayonetazos. A pesar de la victoria, Morelos no salió de la plaza porque sabía que Calleja seguía teniendo a sus órdenes un ejército mayor y mejor entrenado para las maniobras en campo.
El 29 de febrero se le unió a Callejas, el General Ciriaco de Llano, fracasado también en Izucar, Puebla. Juntos, resolvieron sitiar y circunvalar Cuautla. El 10 de marzo se inició el bombardeo que convirtió en ruinas el pueblo; cortaron el agua del Canal de Xochitengo, mientras los alimentos de los sitiados se terminaban. El sitio se prolongó por 73 días, con fuertes combates y sin que los atacantes pudieran vencer, pese al hambre. Cuando Calleja ordenó cortar las tomas de agua del río, apareció la sed, pero Hermenegildo Galeana desalojó al enemigo y reestableció el acceso al agua construyendo un baluarte con parapeto para proteger los manantiales, finalizado el 3 de abril. El barranco de Agua Hedionda, en donde actualmente se ubica un balneario, lleva ese nombre debido a la contaminación que dejaron en el lugar las tropas realistas.
Debido a lo grave de la situación por la falta de provisiones y la probabilidad de una epidemia, Morelos atacó rompiendo el cerco mediante ataques combinados contra la línea realista efectuados en la noche del 1º al 2 de mayo. Muchos insurgente murieron y se perdieron armas y municiones, pero el grueso del ejército se puso a salvo y rápidamente repuesto, acometió otras empresas que no alcanzaron la fama lograda por la defensa y rompimiento del cerco de Cuautla de Amilpas, la Heroica. Acompañaban a Morelos el cura de Jantetelco, Mariano Matamoros, que se unió a su causa en diciembre de 1811, y fue su brazo derecho. De 39 combates importantes, Morelos y sus tropas vencieron en 25, destacándose patriotas como Mariano Matamoros, Francisco Ayala, y Nicolás Bravo. Entre lo caídos el 18 de marzo, estaba el Coronel Garduño, quien fue herido mortalmente por una bala de grueso calibre que penetró por una ventana y al rebotar deshizo la cabeza del Coronel.
Del material digitalizado por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, del Gobierno del Estado de Morelos, tomamos que tres mujeres sobresalieron durante el Sitio: La Barragana, La Humana Costeña y la Cuellar: la Costeña llevaba a los soldados insurgentes aguas frescas y comida regalada; la intrépida Barragana fue comandante de un grupo numeroso de insurgentes que la obedecían y respetaban habiendo recibido órdenes de Morelos para vigilar la llegada realista. Se dirigió en su caballo ella sola a Tetelcingo y observó el conjunto realista; la vanguardia del enemigo la vio y la persiguió buen trecho salvándose por la ligereza de su caballo; y la Cuellar salía ocultamente y regresaba por la madrugada cargando muchas bolsitas de pólvora que hacía su marido en Coahuixtla.
El 1o. de Mayo, Calleja ordenó suspender el bombardeo y mandar a Morelos el indulto; leyó el general el indulto y escribió en el mismo papel "igual gracia concedo a Calleja y los suyos". Ese día resolvió y logró romper el sitio. A Morelos, su condición de cura no le restó méritos a su genialidad militar ni a la del estadista. Morelos necesitaba aquella victoria para tomar Puebla y de ahí avanzar a la capital. No fue la primera vez que este pueblo descendientes de olmecas, enfrentaban a los españoles, quienes los habían sometidos y despojados de sus tierras, con la venia del virrey Gaspar de Zuñiga Acevedo, Conde Monte Rey y Virrey de la Nueva España, un 5 de julio de 1603.  
Ciudad Heroica

 El 4 de abril de 1829 el Congreso del Estado de México decreto que el pueblo de Cuautla de Amilpas se denominará Ciudad Heroica de Morelos. Decreto.- "El Congreso del Estado de México ha decretado que el pueblo de Cuautla de Amilpas se denominará: "Heroica Ciudad de Morelos". "Lo tendrá por entendido el Gobernador del Estado, haciéndolo imprimir, publicar, circular y ejecutar. Dado en la ciudad de Tlalpan, a 4 de abril de 1829. Atanacio Saavedra, Presidente; José R. Malo Diputado Secretario; Rafael Sánchez Contreras, Diputado Secretario".
El 17 de abril de 1869, bajo el Gobierno de Don Benito Juárez, el Congreso General de la República expidió un decreto erigiendo como Estado integrante de la Federación al de Morelos, comprendido por los Distritos de Cuautla, Cuernavaca, Jonacatepec, Tetela y Yautepec, que formaría por razones estratégicas durante la intervención francesa de 1862, al tercer distrito militar.
Por decreto No. 116 Bis. Artículo primero de 1979, se declaró heroica la ciudad de Cuautla Morelos con el carácter de "Ciudad Histórica".

sábado, 4 de febrero de 2012

Dorrego en Nazareno

Tras la retirada por la derrota en Guaqui, Juan Martín de Pueyredón, nuevo comandante del Ejército del Norte, intento avanzar sobre el Alto Perú para apoyar a los insurrectos de Cochabamba. El mayor general Eustoquio Díaz Vélez fue comisionado para marchar junto con un regimiento de caballería y un batallón de infantería hacia Yavi, mientras el comandante realista José Manuel de Goyeneche envió a Francisco Picoaga con 1.600 hombres para contener el avance de Díaz Vélez, situándose con 700 en Yavi. El avance de Díaz Vélez hizo que Picoaga se retirara hasta Tupiza, en donde incorporó 400 hombres que allí tenía y se situó en la margen norte del río Suipacha. Luego del Combate de Sansana, Díaz Vélez recibió refuerzos en su campamento de Los Colorados, totalizando 860 hombres, 300 de ellos fusileros montados y los demás de infantería, junto con 150 honderos indígenas adicionales y 5 piezas de artillería. Picoaga fue perseguido hasta la margen sur del río Suipacha, intercambiándose descargas de artillería a través del río.
Después de negociaciones frustradas, el 11 de enero de 1812 Díaz Vélez envió a Manuel Dorrego con 100 hombres a copar el pueblo de Nazareno, ubicado en la quebrada del mismo nombre.
El combate
El 12 de enero Díaz Vélez ordenó vadear el río, con el apoyo de la artillería, produciéndose el Combate de Nazareno. Las fuerzas patriotas fueron divididas en 3 columnas de ataque y una de reserva, pero cuando parte de la caballería cruzaba el río Suipacha, se produjo una repentina creciente del mismo dejando aisladas a las tropas al mando de Dorrego que lo habían ya cruzado, sin que pudiera pasar la infantería y el resto de la caballería. Los realistas, que se habían dispersado, se rehicieron y derrotaron a Dorrego, quien fue herido en la garganta. 
Por estas acciones Dorrego fue ascendido a teniente coronel. En Sansana, a cuatro leguas de Pumaguasí, Dorrego sólo había perdido tres hombres mientras los españoles tuvieron catorce bajas, dos heridos graves y seis prisioneros. En el combate de Nazareno fue herido en el brazo derecho y en un pie, y al atravesar el río Suipacha, al día siguiente, recibió un balazo en el cuello. "Su resuelta bravura ha admirado nuestras tropas y aterrando al enemigo", manifestó en su parte el general Díaz Vélez, mientras Pueyrredón dijo: "Don Manuel Dorrego ha servido en la Vanguardia de este Ejército sin sueldo ni gratificación alguna, y su valor lo ha distinguido de un modo singular, mereciendo la confianza del general de la Vanguardia para emplearlo en las acciones de mayor riesgo".
El ejército realista avanzó seis días después del combate ocupando las alturas en la margen sur. Picoaga, que había desperdiciado la oportunidad de atacar a Díaz Vélez al bajar el río el mismo día del combate, se aprestaba a pasar a la ofensiva, pero el general Pío Tristán no autorizó que Picoaga contraatacara a Diaz Vélez, ordenándole que espere al Batallón Abancay, lo que permitió la retirada de la división de Díaz Vélez a la quebrada de Humahuaca.
Cuando el grupo de heridos patriotas fue alcanzado por los realistas, Tristán les permitió seguir, lo que fue aprobado por Goyeneche desde Potosí, el 26 de enero de 1812, tal como se aprecia por el siguiente párrafo: … a merecido mi aprobacion la politica y piadosa resolucion de V. E. de dejar continuar su marcha á los 140 heridos alcanzados por nuestras partidas, para que sirvan al arribo de sus domicilios de escarmiento á los que permanezcan contumaces en el delirio de la revolucion. 

Por Juan Carlos Ramirez


Nota: la imágen, tomada del Google Earth, permite ver que Tupiza (la ciudad más cercana al lugar en donde se desarrolló el Combate de Suipacha), esta unida actualmente por la Ruta Nacional 14 a Nazareno (en otra entrada explicaremos el por qué de su nombre). Pensamos que las tropas deben haber transitado por esos caminos en 1812.

viernes, 3 de febrero de 2012

Toro y Zambrano, Napoleón y Chile

Hijo de Carlos Toro y Zambrano Escobar y de Gerónima Ureta y Prado, nace en Santiago el 20 de septiembre de 1727. Huérfano desde muy joven desarrolla una exitosa carrera en el ejército, la administración y los negocios, llegando a ostentar una de las fortunas más importantes del Chile de ese período. A la edad de 22 años es nombrado capitán del Regimiento Real de Caballería. En 1750, designado paralelamente gobernador de Chiloé y de La Serena, opta por este último puesto. En 1761 es electo alcalde ordinario de Santiago y en 1763, corregidor. El año 1772 se desempeña como superintendente de la Casa de Moneda. Participa entre 1776 y 1778 en las expediciones a La Araucanía, alcanzando los grados de coronel , en 1778 y general en 1799. Como reconocimiento a sus méritos el rey de España le otorga los títulos de Vizconde de la Descubierta (1769) y Conde de la Conquista (1771).

En 1808 asume como Gobernador de Chile Francisco Antonio García Carrasco quien rápidamente se gana la hostilidad de los criollos. Es acusado de haber mandado a apresar al buque inglés "Scorpion" y de asesinar a su capitán , para quedarse con el botín. Se le responsabiliza del arresto de José Antonio de Rojas, Juan Antonio Ovalle y Bernardo de Vera y Pintado, acusados de conspiración y posteriormente enviados al Perú. Los organismos más significativos de la administración y la sociedad colonial protestan por la medida, solicitando que los tres criollos sean juzgados en Chile. García Carrasco cede, pero cuando se conoce en el país la noticia de la instalación de la junta de gobierno de Buenos Aires, el Gobernador ordena que los presos sean embarcados a Lima. Ello determinará en definitiva que su renuncia se materialice el 16 de julio de 1810. En su reemplazo asume, en forma interina, Mateo de Toro y Zambrano.

Contaba en ese momento, el conde de la conquista, con 83 años de edad. Débil de carácter, inexperto en asuntos públicos y aquejado de una arteriosclerosis que lo hacía olvidar acuerdos -muy distinto de quien, en sus mejores años, se había distinguido por su buen juicio, temple y resolución-, era el hombre que los diferentes grupos que componían la aristocracia colonial, criollos y realistas, esperaban manejar a su antojo. Los primeros deseaban la rápida instalación de una junta . De entre ellos, unos sostenían la idea de una independencia definitiva, al estar España en manos de Napoleón, y otros abogaban por la instalación de un régimen republicano. Los realistas esperaban pacientemente la designación de un nuevo Gobernador titular. Toro y Zambrano trata de satisfacer a unos y otros. Finalmente entre el asesor Gregorio Argomedo, el alcalde Agustín de Eyzaguirre, el procurador José Miguel Infante, y los regidores Fernando Errázuriz y Francisco Antonio Pérez logran convencerlo de que cite a un cabildo abierto para que el pueblo se pronuncie sobre la mejor manera de preservar los derechos del soberano, Fernando VII.

La iniciativa cuenta con detractores, incluso en el propio hogar del Gobernador. Su mujer, española de nacimiento, y su hijo mayor son fervientes realistas. Pero por otra parte sus otros hijos apoyan la causa patriótica. Esta situación grafica perfectamente las pugnas existentes al interior de las principales familias santiaguinas. La junta de gobierno se forma el 18 de septiembre y es presidida por Toro y Zambrano. En verdad, es el abogado de Concepción, Juan Martínez de Rozas, tercer vocal, quien toma las principales decisiones. Mateo, muere el 26 de febrero de 1811.

Belgrano en Rosario

Fue el Triunvirato el que le encargó el 24 de enero de 1812 al general Manuel Belgrano, partir hacia la Villa del Rosario con un regimiento para apostarse en la Capilla con el fin de impedir que los españoles remontaran el Paraná, en busca de recursos para sostenerse en el sitio de Montevideo.
El 6 de febrero acampó en las proximidades de Arroyo Seco, y siguió al siguiente día. Probablemente el camino haya sido lo que fue la vieja ruta 9, esto es, uniendo los actuales Aguirre, General Lagos, Esther, Villa Gobernador Gálvez, y Villa Diego. Al arroyo Saladillo lo debe de haber cruzado entre las calles Ayacucho (muy probablemente) y un poco más arriba, por la calle Salva. En esta franja se debe de haber movido hasta el Batallón de Comunicaciones 121 y en adelante, ingresó por la actual calle Brigadier General Juan Manuel de Rosas, continuó por la hoy Santa Fe y giró con sus tropas a la actual Buenos Aires. Hizo una formación frente a la Parroquia, hoy Catedral, y luego rezó ante la imagen de la Virgen.
Tomamos del Diario de Marcha:
“A la una y media de la mañana se toco generala y marchamos por caminos y campos muy llanos, sin dificultad alguna y muy poco trabajo que se hizo en la barranca de salida de una cañada que ha formado las aguas de lluvia y llaman Saladillo, pasaron muy bien las carretas y hallándonos a distancia de Rosario cerca de una legua se formó la tropa y sacaron las banderas y con todo orden seguimos hasta este Pueblo cuyo Comandante Capitán Moreno y el Alcalde con otros vecinos salieron a recibirnos y ofrecérsenos.”
Como le parecía absurdo que sus soldados usaran distintivos españoles, el 13 de febrero solicitó permiso para que sus soldados llevaran una escarapela. Por decreto del 18 de febrero de 1812, el Triunvirato aprobó el diseño de una "escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata de dos colores, blanco y azul celeste, quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían". Belgrano da un paso más y le anunció al Triunvirato que el día 23 de febrero de 1812, entregó las escarapelas a sus tropas para que "acaben de confirmar a nuestros enemigos de la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de la América". No sólo la usó la tropa, lo rosarinos todos comenzaron también a llevarla.
Belgrano era uno de los pocos que se animaba a usar la palabra independencia.
El Triunvirato (formado por Manuel de Sarratea, Juan José Paso y Feliciano Antonio Chiclana), y sobre todo su secretario, Bernardino Rivadavia, estaba preocupado en no disgustar a Gran Bretaña, y a su embajador en Río de Janeiro, Lord Strangford, con quien estaba negociando la retirada de los portugueses de la Banda Oriental, a condición de que no se mencionase el tema de la independencia. Belgrano, quien se crió siendo vecino del convento de Santo Domingo, era sumamente devoto y ello debe haber facilitado la relación con el cura Julián Navarro. Este se había manifestado a favor de la Junta formada el 25 de Mayo, y ante la llegada del general, convocó a los vecinos, quienes colaboraron con herramientas y trabajo para la construcción de la batería (un fuerte artillado) en las barrancas del Paraná, la que fue llamada Libertad. 

Por: Juan  Carlos Ramirez.

Nota: las fotos corresponden al arroyo saladillo

martes, 3 de enero de 2012

San Martín masón

Resuelto San Martín y otros patriotas, a dirigirse a Buenos Aires, debe pasar primero por Londres, lo que hace con la ayuda de un jefe del ejército inglés, Sir Charles Stuart. Este le consiguió un pasaporte y cartas de recomendación para Lord Mac Duff (luego Conde de Fife), integrante de la Logia creada por Francisco de Miranda.
San Martín fue invitado de la casa de Carlos M. de Alvear, y en Londres estuvo cuatro meses fundando la logia Caballeros Racionales Nº 7, cuyo primer Venerable Maestro fue don Carlos de Alvear, siendo sus integrantes, además de San Martín, Zapiola, Holmberg, Mier, Villa Urrutia, Chilabert, al que se agregaron Manuel Moreno, hermano de Mariano Moreno y los venezolanos Luis López Mendes, Andrés Bello y el Marqués del Apartado.
Por cartas de Carlos de Alvear del 20 de octubre de 1811, dirigida al venezolano Rafael Mérida, Venerable Maestro de la logia de Caracas, Venezuela, conocemos sobre las actividades de los hermanos de la Logia Caballeros Racionales Nº 7. Las referidas cartas, como otros documentos, habían sido confiados a Juan Brown, sobrecargo del bergantín inglés La Rosa, que fuera apresado por un corsario español el 3 de enero de 1812, por cuya causa tomó intervención la Inquisición.

Nota: información tomada desde
http://www.logiakorn.com.ar
Miguel Mariano de Villegas Quevedo y Machado Manzanares Maciel fue funcionario de gobierno. Había nacido en Buenos Aires, el 16 de junio de 1771, y falleció en la misma ciudad el 31 de julio de 1841. Graduado en la Real Universidad de San Felipe de Santiago de Chile en 1798, fue miembro de la Real Audiencia de Buenos Aires, y posteriormente fue doblemente presidente de la sucesora «Cámara de Apelaciones». Partidario del Carlotismo como solución para fundar una Monarquía Constitucional en el proyectado «Reino del Río de la Plata», luego de la Revolución de Mayo lo nombraron Síndico Procurador del Cabildo de la Primera Junta de Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 17 de octubre de 1810 y de la Junta Grande, desde el 18 de diciembre del mismo año, siendo reasignado nuevamente durante el Primer Triunvirato como suplente en el cargo de Vicente López y Planes, quien era el titular, el 3 de enero de 1812.
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