El 22 de mayo, “la parte más sana y principal del vecindario” concurrió al Cabildo en tanto la plaza estaba llena. Por 15 horas se discutió qué hacer tras entrar los franceses a Sevilla. El obispo Benito de Lué y Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían que los americanos debían obediencia a los españoles pero Juan José Castelli y Juan José Paso, dando voz a los criollos, exigían la conformación de una junta local al considerar que desparecido el rey, el poder regresó al pueblo.
Se votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana se realizó el conteo de votos. Por 159 a 67, triunfó la opción que exigía la deposición del virrey. Sin embargo, ese mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando una junta presidida por al virrey depuesto, algo inadmisible.
Transcribo las palabras dirigidas por el Ayuntamiento a Cisneros, donde se pretendía nombrarlo titular de una junta de gobierno hasta tanto se convocara a una Junta general del virreinato:
“Este Ayuntamiento, siguiendo siempre las ideas de conciliar el
respeto de la autoridad con la tranquilidad pública, ha deliberado, como
único medio para conseguirlo, el nombrarle a V. E. acompañados en el
ejercicio de sus funciones, hasta que convocada la Junta general del
virreinato, resuelva lo que juzgue conveniente. Lo que participa a V. E.
para su perfecta inteligencia. Dios guarde a V. E. muchos años. Sala
Capitular de Buenos Aires mayo 23 de 1810”.
Fuente: Actas Capitulares del 21 al 25 de mayo de 1810, en Pedro de Angelis, Colección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las Provincias del Río de la Plata, Tomo III, Imprenta del Estado, Buenos Aires, 1836.
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