martes, 19 de febrero de 2013

Preludio de la Batalla de Salta

Aquel 18 de febrero de 1813, llovió. Una penuria más que debieron pasar los 4 mil hombres que estaban bajo el mando de Belgrano cuando atravesaban la quebrada de Chachapoyas para llegar hasta la Casona, la que sirvió de cuartel general del Ejército revolucionario.
El edificio histórico de la Casona de Castañares cuenta con dos grandes espacios; uno de ellos se encuentra en el área que ha sido preservada y en donde funciona actualmente un museo. El segundo espacio es el patio interno de la Casona y de la denominada Habitación Belgraniana, el dormitorio donde el general Manuel Belgrano descansó durante sus días de estadía. La finca fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941. Su construcción data de principios del siglo XVIII y su creación fue encomendada por Martín Castañares. En la actualidad la estructura conserva los trazos clásicos del período colonial.
En 1813 sus propietarios eran Bárbara de Tineo y su esposo Pedro José Saravia. Ese año pasó a formar parte de la historia argentina, porque la casa albergó al general Manuel Belgrano y sus soldados. En enero de ese año, y luego del triunfo en la Batalla de Tucumán, los efectivos del ejército patriota emprendieron viaje hacia Salta con un único objetivo: vencer a las fuerzas españolas de Pío Tristán.
El 17 de febrero, el capitán salteño Apolinario Saravia ofreció a Belgrano conducir al ejército por una senda poco conocida: un laberinto entre las montañas pobladas de vegetación que conducían al norte. El camino se extendía hasta Chachapoyas y desembocaba en la Casona de Castañares. Esa noche se inició la marcha. Las fuerzas patriotas lograron sortear las dificultades geográficas y arribar al amanecer del 18 de febrero a la Finca de Castañares.

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