martes, 13 de diciembre de 2022

Fusilamiento de Dorrego. Cartas

Carta de Juan Estanislao Elías, edecán de Lavalle y encargado de comunicar a Dorrego que sería fusilado

“Mi estimado hermano: (...) Cerca de las dos de la tarde hice detener el carro frente a la sala que ocupaba el general Lavalle, y desmontándome del caballo fui a decirle que acababa de llegar con el coronel Dorrego.
El general se paseaba agitado a grandes pasos y al parecer sumido en una profunda meditación, y apenas oyó el anuncio de la llegada de Dorrego, me dijo estas palabras que aún resuenen en mis oídos después de cuarenta años: Vaya usted e intímele que dentro de una hora será fusilado. El coronel Dorrego había abierto la puerta del carruaje y me esperaba con inquietud. Me aproximé a él conmovido y le intimé la orden funesta de que era portador. Al oírla, el infeliz se dio un fuerte golpe en la frente, exclamando: ¡Santo Dios! -Amigo mío, me dijo entonces, proporcióneme papel y tintero y hágame llamar con urgencia al clérigo Castañer, mi deudo, al que quiero consultar en mis últimos momentos (...).
Como la hora funesta se aproximaba, el coronel Dorrego me llamó y me dio las cartas, una que todo el mundo conoce, para su esposa, y la otra de que yo solo conozco su contenido, para el gobernador de Santa Fe don Estanislao López.
Ambas cartas se las presenté al general Lavalle, quien sin leerlas me las devolvió, ordenándome que entregase la dirigida a su señora y que a la otra no le diera dirección.”

Juan Elías, carta dirigida a su hermano Ángel, fechada en Tucumán el 12 de junio de 1869. En: Martín Graciano Duhalde, semanario Amanecer, 23 de diciembre de 1972.



 Carta de Manuel Dorrego a su esposa e hijas

Carta a la esposa:
“Mi querida Angelita: en este momento me intiman que dentro de una hora debo morir; ignoro por qué; más la providencia divina, en la cual confío en este momento crítico, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos que no den paso alguno en desagravio de lo recibido por mí.
Mi vida, educa a esas amables criaturas, sé feliz, ya que no lo has podido ser en compañía de el desgraciado.

Manuel Dorrego”

Agregó:
“Mi vida: Mándame hacer funerales, y que sean sin fausto. Otra prueba de que muero en la religión de mis padres. Tu Manuel.”

Carta a las hijas:
“Mi querida Angelita: te acompaño esa sortija para memoria de tu desgraciado padre.
Mi querida Isabel: te devuelvo los tiradores que hiciste a tu infortunado padre.
Sed católicos y virtuosos, que esa religión es la que me consuela en este momento.”

Navarro, 13 de diciembre de 1828”. En: Mónica Deleis y otros. Cartas que hicieron Historia. Buenos Aires, Aguilar, 2001.


Carta al gobernador de Santa Fe

“Señor gobernador de Santa Fe don Estanislao López. Mi apreciable amigo:
En este momento me intiman a morir dentro de una hora. Ignoro la causa de mi muerte; pero de todos modos perdono a mis perseguidores. Cese usted por mi parte todo preparativo, y que mi muerte no sea causa de derramamiento de sangre. Soy su afectivo amigo. Manuel Dorrego.”

Manuel Dorrego, Navarro, 13 de diciembre de 1828.

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Comunicado de Juan Lavalle informando sobre el fusilamiento de Manuel Dorrego

“Ministro:
Participo al gobierno delegado que el coronel don Manuel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden al frente de los regimientos que componen esta división.
La historia, señor ministro, juzgará imparcialmente si el coronel Dorrego ha debido o no morir; y si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por él, puedo haber estado poseído de otro sentimiento que el del bien público. Quisiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires, que la muerte del coronel Dorrego es el sacrificio mayor que pueda hacer en su obsequio. Saludo al señor ministro con toda atención.”

Juan Lavalle, Navarro, 13 de diciembre de 1828.
                                                    


Carta de Juan Lavalle al gobernador delegado Guillermo Brown, luego de ordenar y ejecutar el fusilamiento de Manuel Dorrego

“Desde que emprendí esta obra, tomé la resolución de cortar la cabeza de la hidra, y sólo la carta de Vuestra Excelencia puede haberme hecho trepidar un largo rato, por el respeto que me inspira su persona.
Yo, mi respetado general, en la posición que estoy colocado, no debo tener corazón. Vuestra Excelencia siente por sí mismo, que los hombres valientes no pueden abrigar sentimientos innobles, y al sacrificar al coronel Dorrego, lo hago en la persuasión de que así lo exigen los intereses de un gran pueblo.
Si vuestra Excelencia no queda satisfecho, estoy seguro de que a vuestra vista, no le quedará a Vuestra Excelencia ni sentimiento que no haya podido llenar sus deseos, ni la menor duda, de que la existencia del coronel Dorrego y la tranquilidad de este país sin incompatibles.
Sírvase Vuestra Excelencia recibir de nuevo las protestas de amistad y admiración”.

Navarro –provincia de Buenos Aires–, 13 de diciembre de 1828. 

En: Mónica Deleis y otros. Cartas que hicieron Historia. Buenos Aires, Aguilar, 2001.


                 
Carta de Salvador María Del Carril a Lavalle, aconsejándole fraguar documentos para encubrir el modo en que se fusiló a Dorrego

“Señor general don Juan Lavalle.
Mi querido general:
(...) Me tomo la libertad de prevenirle, que es conveniente recoja usted un acta del consejo verbal que debe haber precedido a la fusilación. Un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un documento histórico muy importante para su vida póstuma (...). Que lo firmen todos los jefes y que aparezca usted confirmándolo. Debe fundarse en la rebelión de Dorrego con fuerza armada contra la autoridad legítima elegida por el pueblo; en el empleo de los salvajes para ese atentado; en sus depredaciones posteriores…etc., etc.”

Salvador María del Carril, Buenos Aires, 15 de diciembre de 1828.


Recopilación: Juan Carlos Ramirez Leiva

jueves, 21 de abril de 2022

Batalla de Riobamba

 

Juan Galo Lavalle nació en Buenos Aires el 17 de octubre de 1797. Desde los 14 empezó su lucha como héroe de las independencias de Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Uruguay. Sus biógrafos dicen que fue un “militar mítico, de valentía sin igual, y un político torpe…”. Cuando Juan Galo Lavalle combatió en la Batalla de Tapi, en Riobamba, tenía 25 años.
La batalla de Riobamba se libra en Ecuador el 21 de abril de 1822 y prepara condiciones para la victoria en Pichincha. El día se había presentado lluvioso y el barro, dificultaba el desplazamiento militar. Los granaderos de San Martín se habían incorporado al ejército dirigido por el mariscal Antonio Sucre, quien le había ordenado que inspeccionara el terreno para obtener datos para el combate. Lavalle avanzó con sus hombres, 96 jinetes, cuando sorpresivamente topo con 3 batallones españoles que lo triplicaban en todo: 400 realistas a cargo del Coronel Juan Carlos Tolrá. Lo prudente hubiera sido retroceder, pero Lavalle no lo era (ni lo fue nunca).

Los españoles se encontraron con que un grupo de hombres avanzaba sobre ellos al grito de “¡a degüello!”, y habrá sido tal el arrojo de esos jinetes que, tras breve resistencia, retrocedieron siendo perseguidos hasta que Lavalle ordenó detenerse al llegar al lugar en donde se apostaba la infantería española. Es conocido localmente como el más brillante combate de caballería en las Guerra de Independencia Hispanoamericana

Repuestos de la sorpresa, la caballería y la infantería española se lanzaron en la persecución de los granaderos que regresaban a su base trotando y se produjo un segundo encuentro, en el que otra vez los españoles fueron derrotados. El informe de Lavalle describe el momento en que retrocede después de la primera carga y cómo luego observa. Sabe que la caballería española viene al galope, que son expertos, muchos y bien armados, pero... “el coraje brillaba en el semblante de los bravos granaderos y era preciso ser insensible a la gloria para no haber dado una segunda carga”, ataque que contó con el auxilio de los Dragones de Colombia, quienes estando a las órdenes de Sucre se involucraron en el combate. Es decir, la batalla de Riobamba se libró en dos tiempos y en ambos los granaderos salieron airosos. Los españoles dejaron alrededor de cincuenta muertos y un número similar de heridos, mientras que los criollos sólo tuvieron que lamentar dos bajas.

Diez años antes, con sólo quince años de edad, Lavalle había ingresado al cuerpo de Granaderos a Caballo creado por el entonces teniente coronel José de San Martín. Dicen que aún no le había terminado de crecer la barba y ya estaba enredado en combates y batallas. El informe que Sucre le envió a San Martín, dice: “Lo mandé a un reconocimiento a poca distancia del valle y el escuadrón se halló frente a toda la caballería enemiga y su jefe tuvo la elegante osadía de cargarlos y dispersarlos con una intrepidez de la que habrá raros ejemplos”. Concluyendo: “Su comandante ha conducido su cuerpo al combate con una moral heroica y con una serenidad admirable”.

Bolívar distinguió a Lavalle y sus hombres con el título de "Granaderos de Riobamba" en tanto San Martín le entregó un brazalete que decía: “El Perú a los vencedores de Riobamba” (el que exhibía cuando lo calificaron de “traidor a la Patria”). Lavalle se había ganado el apodo de “León de Riobamba”, una distinción que de alguna manera se hizo extensiva a los noventa y seis granaderos.

Juan Carlos Ramirez Leiva

martes, 23 de mayo de 2017

1810, mayo 23

El 22 de mayo, “la parte más sana y principal del vecindario” concurrió al Cabildo en tanto la plaza estaba llena. Por 15 horas se discutió qué hacer tras entrar los franceses a Sevilla. El obispo Benito de Lué y Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían que los americanos debían obediencia a los españoles pero Juan José Castelli y Juan José Paso, dando voz a los criollos, exigían la conformación de una junta local al considerar que desparecido el rey, el poder regresó al pueblo. Se votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana se realizó el conteo de votos. Por 159 a 67, triunfó la opción que exigía la deposición del virrey. Sin embargo, ese mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando una junta presidida por al virrey depuesto, algo inadmisible.
Transcribo las palabras dirigidas por el Ayuntamiento a Cisneros, donde se pretendía nombrarlo titular de una junta de gobierno hasta tanto se convocara a una Junta general del virreinato: 

“Este Ayuntamiento, siguiendo siempre las ideas de conciliar el respeto de la autoridad con la tranquilidad pública, ha deliberado, como único medio para conseguirlo, el nombrarle a V. E. acompañados en el ejercicio de sus funciones, hasta que convocada la Junta general del virreinato, resuelva lo que juzgue conveniente. Lo que participa a V. E. para su perfecta inteligencia. Dios guarde a V. E. muchos años. Sala Capitular de Buenos Aires mayo 23 de 1810”.

Fuente: Actas Capitulares del 21 al 25 de mayo de 1810, en Pedro de Angelis, Colección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las Provincias del Río de la Plata, Tomo III, Imprenta del Estado, Buenos Aires, 1836.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Discontinuidad

Por razones estrictamente personales no profesionales, esta página sufrió una discontinuidad en sus publicaciones y por un tiempo, esta situación no deseada se mantendrá. Sepan uds. disculpar.
A todos aquellos que me han acompañado, ya virtualmente, ya en el trato personal, les quedo sumamente agradecido por su calidez tan generosa.

Juan Carlos Ramirez

Editor

miércoles, 15 de enero de 2014

Enero de 1814. San Salvador de Jujuy

En enero de 1814 los realistas preparaban en Cotagaita el ejército invasor para tomar Jujuy, mientras Belgrano se encontraba en Humahuaca tratando de organizar la resistencia. El coronel Manuel Dorrego había sido comisionado para reunir en Jujuy y Salta, los restos del ejército en retirada y reclutar nuevos efectivos y provisiones para detener esta nueva invasión que pretendía llegar hasta Buenos Aires con el apoyo de Montevideo. La invasión de Pezuela pretendía aniquilar al ejército en retirada, evitando el encuentro con los refuerzos comandados por San Martín, que los esperaba en la Posta de los Algarrobos, cercano a Yatasto.
Dorrego reunió 500 nuevos soldados y 250 dispersos con los que organizó un regimiento que llamó de "Partidarios", requisó 1.000 caballos y ganado vacuno; hizo fabricar armas, especialmente lanzas, fornituras y municiones, acciones que motivaron un oficio dando superadas las desinteligencias y reincorporándolo al ejército.
En San Salvador de Jujuy comenzó una febril actividad en los jóvenes que organizados en milicias con movimientos de guerrilla, participaban de ejercicios diarios consistentes en correrías a caballo, montar y desmontar, prácticas de tiro y uso de la lanza. También fabricaban armas caseras, labores en las que participaban hombres y mujeres.
Belgrano llego a Jujuy y organiza la retirada, poniendo en funciones al coronel Dorrego. La ciudad fue abandonada entre el 15 y el 16 de enero de 1814. Dorrego combatirá hasta ser desalojado el día 17, produciéndose un nuevo éxodo que no fue como el de 1812, ya que espontáneo y sin destino fijo, ocuparon las afueras de la ciudad, cerros y estancias vecinas.  

La Guerra Gaucha
Las milicias gauchas ocuparon los alrededores, ahora con hombres bien montados y adiestrados,  comenzando a hostigar al invasor que había ocupado la ciudad. Atacaban y desaparecían rápidamente, dejando muertos y heridos en el enemigo.
La resistencia de Dorrego permitió la llegada de las tropas patriotas a Tucumán y el encuentro de Belgrano con San Martín. Éste asumió el mando del ejército el 30 de enero, poniendo a cargo de la vanguardia a Martín Miguel de Güemes.
En adelante, todo fue ataques rápidos, certeros, sorpresivos. Nacía la idea del combate permanente en el pueblo. La Guerra Gaucha, había comenzado.

domingo, 6 de octubre de 2013

La Casa Rosada

Me complazco en compartir con Uds. este video sobe la evolución histórica de la Casa Rosada, la Casa de Gobierno de la República Argentina, y de su entorno.
La Casa Rosada a traves del tiempo.

Juan Carlos Ramirez.
Editor

martes, 19 de febrero de 2013

Preludio de la Batalla de Salta

Aquel 18 de febrero de 1813, llovió. Una penuria más que debieron pasar los 4 mil hombres que estaban bajo el mando de Belgrano cuando atravesaban la quebrada de Chachapoyas para llegar hasta la Casona, la que sirvió de cuartel general del Ejército revolucionario.
El edificio histórico de la Casona de Castañares cuenta con dos grandes espacios; uno de ellos se encuentra en el área que ha sido preservada y en donde funciona actualmente un museo. El segundo espacio es el patio interno de la Casona y de la denominada Habitación Belgraniana, el dormitorio donde el general Manuel Belgrano descansó durante sus días de estadía. La finca fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941. Su construcción data de principios del siglo XVIII y su creación fue encomendada por Martín Castañares. En la actualidad la estructura conserva los trazos clásicos del período colonial.
En 1813 sus propietarios eran Bárbara de Tineo y su esposo Pedro José Saravia. Ese año pasó a formar parte de la historia argentina, porque la casa albergó al general Manuel Belgrano y sus soldados. En enero de ese año, y luego del triunfo en la Batalla de Tucumán, los efectivos del ejército patriota emprendieron viaje hacia Salta con un único objetivo: vencer a las fuerzas españolas de Pío Tristán.
El 17 de febrero, el capitán salteño Apolinario Saravia ofreció a Belgrano conducir al ejército por una senda poco conocida: un laberinto entre las montañas pobladas de vegetación que conducían al norte. El camino se extendía hasta Chachapoyas y desembocaba en la Casona de Castañares. Esa noche se inició la marcha. Las fuerzas patriotas lograron sortear las dificultades geográficas y arribar al amanecer del 18 de febrero a la Finca de Castañares.
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